Algo que no ha frenado el gobierno de Ximo Puig. Ahora se plantea una batalla donde el idioma empieza a ser utilizado como un instrumento político, como por ejemplo en Valencia, donde en lugar de ser el valenciano una nota de enriquecimiento y de alegría, es una forma de diferenciar.

Hace unos días conocíamos el calvario por el que está pasando un alumno de formación profesional en Cheste por reclamar el uso del castellano en sus exámenes. No solo le negaron la opción, sino que al pedir al centro una hoja de reclamaciones, un profesor le espetó “que esto no era un bar”.

Pues bien, este no es el único caso. Una familia de Paterna ha denunciado acoso, en este caso a su hija de primaria, por usar el castellano en los exámenes y deberes.

“Nuestra hija está muy contenta por estudiar la asignatura de Sociales en español, pero cada vez que se tiene que enfrentar a un examen, está más preocupada no tanto de lo que sabe, sino de cuántas preguntas habrá de tipo test y cuántas habrá de desarrollo, porque como las contesta en español le bajan la nota y para ella es bastante frustrante”, cuenta Rosa, la madre de la menor. “Hemos vivido situaciones poco agradables. La niña es estudiosa, tiene derecho a expresarse en su lengua y quitarle puntos es castigarla y, finalmente, hemos tenido que denunciar”.

No es la primera vez que se dan este tipo de situaciones ya que, por ejemplo, en las instituciones de Valencia se dan más puntos a los funcionarios que hablan valenciano que a otros que tienen más cualificación profesional. Fuente